viernes, 9 de marzo de 2012

Alan Watts, Jung, Escatología Imaginal y vías orientales de Liberación


Hoy he estado leyendo la traducción de una conferencia dada por Alan Watts a las pocas semanas de fallecer Jung  el 6 de junio de 1961. Son 54 minutos muy densos e interesantes.



Cuando leí el valioso libro de Watts Mito y ritual en el cristianismo hace unos años, me dí cuenta de que Watts conocía bastante la obra de Jung. Y esta conferencia disponible en Youtube me lo viene a corroborar. Es más, Watts comenta que tuvo una entrevista con Jung en 1958 de la que salió satisfecho e impresionado. En esta charla confiesa que comenzó a leer a Jung al final de su adolescencia, cuando comenzó a interesarse en las filosofías orientales y cayó en sus manos la interpretación psicológica de Juns sobre el libro alquimista taoísta de La Flor de Oro.

La mitad de la conferencia es sobre el concepto junguiano que más le llegó dentro: lo que en términos junguianos se llama arquetipo-complejo de la Sombra y su consiguiente asunción consciente en el proceso de individuación. Watts señala que de Jung aprendió "que para admitir, y aceptar y comprender realmente el mal en uno mismo, uno debe ser capaz de hacerlo sin verlo como a un enemigo hay que aceptar el propio lado oscuro".

Muy valiosa es la lectura que hace de una charla dada por Jung a unos clérigos, que le parece a Watts de lo más valioso de la obra junguiana. Jung venía a decir que para poder curar a un paciente el psicólogo-psiquiatra tiene que ser capaz de mantener una objetividad desprovista de prejuicios que lleva implícito "sentir con la psique del paciente sin juzgarle" (expresión de la auténtica "compasión"). Y para intentar explicar esto, Jung les dijo a los clérigos que le escuchaban: "La persona autenticamente religiosa sabe que Dios hace que ocurran toda clase de cosas impredecibles y que busca entrar en el corazón de los hombres de las formas más curiosas y por tanto, que sienta en todas partes la invisible presencia de la divina voluntad". Lo que me recuerda el lema que escogió para el dintel de la puerta de su vivienda en Kusnacht y su tumba (que pude contemplar hace años en mi peregrinaje junguiano por tierras de Suiza): "Llamado o no llamado, Dios siempre está presente".