Cuando leí el valioso libro de Watts Mito y ritual en el cristianismo hace unos años, me dí cuenta de que Watts conocía bastante la obra de Jung. Y esta conferencia disponible en Youtube me lo viene a corroborar. Es más, Watts comenta que tuvo una entrevista con Jung en 1958 de la que salió satisfecho e impresionado. En esta charla confiesa que comenzó a leer a Jung al final de su adolescencia, cuando comenzó a interesarse en las filosofías orientales y cayó en sus manos la interpretación psicológica de Juns sobre el libro alquimista taoísta de La Flor de Oro.
La mitad de la conferencia es sobre el concepto junguiano que más le llegó dentro: lo que en términos junguianos se llama arquetipo-complejo de la Sombra y su consiguiente asunción consciente en el proceso de individuación. Watts señala que de Jung aprendió "que para admitir, y aceptar y comprender realmente el mal en uno mismo, uno debe ser capaz de hacerlo sin verlo como a un enemigo hay que aceptar el propio lado oscuro".
Muy valiosa es la lectura que hace de una charla dada por Jung a unos clérigos, que le parece a Watts de lo más valioso de la obra junguiana. Jung venía a decir que para poder curar a un paciente el psicólogo-psiquiatra tiene que ser capaz de mantener una objetividad desprovista de prejuicios que lleva implícito "sentir con la psique del paciente sin juzgarle" (expresión de la auténtica "compasión"). Y para intentar explicar esto, Jung les dijo a los clérigos que le escuchaban: "La persona autenticamente religiosa sabe que Dios hace que ocurran toda clase de cosas impredecibles y que busca entrar en el corazón de los hombres de las formas más curiosas y por tanto, que sienta en todas partes la invisible presencia de la divina voluntad". Lo que me recuerda el lema que escogió para el dintel de la puerta de su vivienda en Kusnacht y su tumba (que pude contemplar hace años en mi peregrinaje junguiano por tierras de Suiza): "Llamado o no llamado, Dios siempre está presente".
Watts interpreta lo dicho por Jung así: "Lo que Jung dice aquí es que el desarrollo del ego en el hombre es la verdadera voluntad de Dios, y solo siguiendo el ego y desarrollandolos en su máxima extensión se colma la funcion de lo que podríasmos decir es una ilusión temporal de la vida psíquica del hombre".
Seguidamente Watts intenta explicar el por qué Jung desaconsejaba que los occidentales se sumergieran en su época en las prácticas de métodos orientales de meditación como el Yoga. Para Jung, dice Watts, en el Vedanta, yoga, budismo.... hay que vaciar la mente de pensamientos errabundos, pero un occidental necesita tenerlos y darles vía libre por medio de su "imaginación activa", para solo así poder entrar así en contacto con su inconsciente pues éste no le dejará en paz hasta que entre en contacto con él. Jung, nos señala Watts, asumía que los orientales ya habían pasado por esta etapa previa de la "imaginación activa", pero los occidentales todavía no.
Watss recomienda también precaución para asumir budismo, taoísmo, Vedanta, etc... pues, según él, la funcion de esos caminos de liberación es sólo para que aquellos que tienen fuerza de determinacion suficiente para querer liberarse de la "hipnosis social de la Conciencia Colectiva", con constructos mentales-religiosos como la ley del karma como proceso de justicia universal más allá de la ley de causa-efecto; los estados postmortem con sus cielos, purgatorios e infiernos que subrepticiamente vienen a decir a la gente que si en vida no les alcanza la justicia humana, no se podrán escapar de la divina en el Más Allá, así que hay que portarse bien en esta vida (siguiendo la moral y normas éticas, etc.. determinadas por la religión, etc).
El objetivo final de quienes entran decididamente en estas disciplinas orientales de liberación - prosigue Watts- es salirse del ciclo de la reencarnación y de paso -algo fundamental para ello- liberarse de la ilusión de ser un individuo separado y vonfinado a un cuerpo. Finalmente, un liberado en vida ve que todo ello son ilusiones, Maya, tanto las teorías de reencarnación y karma como el concepto de la propia liberación, que es un constructo mental-religioso-social.
Por ello le parece un paso atrás que los occidentales asuman tales constructos mentales del ciclo de la reencarnación, karma, etc.. que son, precisamente, los conceptos que deja a un lado quien logra tal "liberación", pues tales occidentales "desgraciadamente también toman las ilusiones de las que esos caminos se suponía que tenían que liberarles".
Tales "constructos mentales-religioso-sociales-culturales" no son -dice Watts- sino "ficciones creadas de la misma manera que una novela o una obra de arte es una ficción creada". Al final, de lo que se trata es de "deshacerse de la ilusión de que es un ego separado, ya que si no hay ego separado o un tipo de alma, entonces no hay nada que deba reencarnarse".
Al término de su conferencia, Watts retoma el concepto de "polaridad complementaria" aprendido de Jung, el que los aparentes opuestos no son sino complementarios uno del otro (como igualmente aseguraba Guénon).
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