domingo, 28 de noviembre de 2010

Perdidos en el Mundo Imaginal -4-

PERDIDOS EN EL MUNDO IMAGINAL 
Vericuetos de la Imaginación Creadora y del Más Allá
UN LIBRO SORPRENDENTE

Artículo publicado en Soriaymas - 28/11/2010

Los mecanismos psicológicos del cine a través de Jung, los arquetipos del Inconsciente Colectivo, el Mundus Imaginalis, la escatología esotérica sufi, los vericuetos de la Imaginación Creadora y la serie Lost-Perdidos conforman este libro publicado por Mandala Ediciones.


La síntesis del libro ofrecida por Ediciones Mandala sobre Perdidos en el Mundo Imaginal del periodista y escritor Ángel Almazán de Gracia, es la que sigue:

“ «No ha habido nada como 'Perdidos' para seducir nuestra imaginación», ha dicho Stephen King sobre esta serie televisiva que ha marcado un antes y un después en el Imaginario Audiovisual mundial a lo largo de seis temporadas. 

Su final, sorprendente y escatológico, ha desconcertado a la gran mayoría de los espectadores que siguen buscando explicaciones convincentes al respecto. Tarea nada fácil dado que, como Gran Relato, Perdidos está plagado de imágenes-ideas arquetípicas que resultan perceptibles y comprensibles tras un exhaustivo y multidisciplinar estudio psicológico, filosófico y esotérico.

Por otra parte, el mensaje escatológico de Perdidos tiene que ver con la capacidad demiúrgica de la Imaginación y el Mundo Imaginal –que no imaginario- del Más Allá, cuya escatología es prácticamente desconocida hoy día en Occidente.  

El autor, para argumentar su interpretación de Perdidos, recurre a filósofos (Platón, Aristóteles, Filón, Plotino, Sinesio, Ortega y Gasset, Zambrano…), escritores (Dante, Unamuno, Lezama, Juan Goytisolo), psicólogos como Jung, visionarios occidentales como Swedenborg y tres grandes representantes de la espiritualidad islámica (Sohrawardî, Ibn ‘Arabî y Môlla Sadrâ)”.

El autor de Perdidos en el Mundo Imaginal, Ángel Almazán, tiene escritos ya una veintena de libros en la editorial Sotabur, algunos de ellos enfocados en el esoterismo indoeuropeo (El enigma de la tradición hiperbórea de los celtíberos de Numancia), simbolismo medieval constructivo cristiano y musulmán (Claves masónicas de los maestros constructores, Guía espiritual y artística de San Baudelio) y misterios templarios (Esoterismo templario).

En Soria le hemos entrevistado acerca de Perdidos en el Mundo Imaginal.

- ¿Nos puede explicar el título del libro?
- He querido que sea ambiguo. No sólo se refiere a la serie Lost-Perdidos sino a todos nosotros, es decir que la humanidad se encuentra perdida... ¿Y dónde..? En “lo inconsciente” tanto personal como colectivo, esto es, en el Mundo Imaginal, en Matrix, en el Imaginario Matricial… Así que, partiendo de un análisis hermenéutico sobre Lost-Perdidos, el libro va mucho más allá.

- ¿En qué sentido?
- Se puede intuir leyendo el índice de Perdidos en el Mundo Imaginal. La serie Lost-Perdidos está presente a lo largo del libro, especialmente en su primer y último capítulo, pero para poder comprender el “sustrato escatológico imaginal” que subyace en la serie en su génesis y final (que son la boca y punta de cola de un Ouroboros cinesófico), he tenido que explicar los mecanismos psicológicos de la mente humana que explican la fascinación del espectador ante una película que le conmueve. Además era preciso exponer resumidamente el poder de la Imaginación Creadora, sus vericuetos y manifestaciones conscientes e inconscientes, así como la escatología imaginal de “visionarios” como Swedenborg y espirituales islámicos como Sohrawardî, Ibn ‘Arabi y Môlla Sadrâ.

- Jung ocupa un lugar también especial ¿no es así?
- En efecto. Los capítulos dos y tres del libro son junguianos plenamente. Jung ha ocupado un lugar importante en mi vida, sobre todo entre los veinte y cuarenta años. Y pensé que su psicología podría ser de gran utilidad para otorgarle un marco psicológico a este libro que sirviese de preparación cognitiva al lector antes de adentrarle en las expresiones filosóficas y esotéricas de los capítulos posteriores que abordan la Imaginación Creadora, el Mundo Imaginal (que no imaginario o fantasioso) y la escatología imaginal. Curiosamente, con tan solo seis días de diferencia, han coincidido en las librerías la primera edición en castellano del Libro Rojo de Jung y Perdidos en el Mundo Imaginal que tienen muchas cosas en común.

- ¿Cómo es que se ha interesado por la serie televisiva Perdidos?
- El “culpable” es mi hijo Diego, al que he dedicado el libro. Es un gran cinéfilo, participa en algunos foros y escribe también reseñas cinematográficas en  puntocaotico.com. Ha sido un apasionado seguidor de Lost en sus seis temporadas e insistía e insistía para que viese sus capítulos. Tal persistencia fue la suya que me llevó a levantarme a las tantas de la madrugada para ver la última tanda televisiva del final de Lost, y quedé conmocionado profundamente. Uniendo el primer capítulo y los dos últimos surgió en mi mente el Ouroboros escatológico imaginal de Perdidos, y cuando poco después leí la exégesis sufi que Luce López-Baralt realiza sobre la novela La cuarentena de Juan Goytisolo me sentí movido a escribir este libro que Mandala Ediciones acogió con los brazos abiertos, recepción a la que estoy agradecido.                     

- Por tanto, según Vd. la serie Perdidos no es sólo para el espectador juvenil…
- Así es… La prueba está en mí mismo, que cuento ya con 52 años… La psique humana surge de “lo inconsciente” y su motor es la Imaginación, con mayúsculas, que ha originado un Imaginario Matricial Arquetípico, el cual se plasma hoy fundamentalmente en su modalidad de Imaginario Audiovisual Colectivo, esto es, a través de los productos audiovisuales de mass-media como el cine, la televisión, los videojuegos, los comics… La misión de quienes sentimos inquietudes espirituales y conocemos algo sobre este sustrato matricial supraconsciente y subconsciente es darlo a conocer mediante amplificaciones arquetípicas de los motivos iconológicos y mitemas que aparecen, sutilmente disfrazados muchas veces, a través de estos productos audiovisuales.  Hasta un insigne historiador de religiones comparadas como Mircea Eliade lo veía así… Si quiere se lo leo, es un texto corto…
- Sí, claro… Léanos lo que dice Mircea Eliade.
Aquí tengo el libro: Nacimiento y renacimiento. Lo acabo de leer en esta misma semana y me ha emocionado encontrar esta concordancia entre lo que dice y lo que he intentado hacer en mi libro. Esto es lo que dice Eliade: 
“Los temas iniciáticos permanecen vivos sobre todo en el inconsciente del hombre moderno. Esa opinión viene confirmada no sólo por el simbolismo iniciático de ciertas creaciones artísticas -poemas, novelas, obras plásticas, películas-, sino también por su aceptación pública. Una aceptación tan masiva y espontánea demuestra, me parece a mí, que, en lo profundo de su ser, el hombre moderno sigue siendo capaz de dejarse impresionar por escenarios o mensajes iniciáticos. Es posible encontrar temas iniciáticos incluso en la terminología utilizada para interpretar dichas obras. Por ejemplo, tal o cual libro o película se diría que redescubre los mitos y pruebas del héroe en busca de la inmortalidad, que toca el misterio de la redención del mundo, para revelar los secretos de la regeneración a través de la mujer o el amor, y otras cosas por el estilo. No resulta sorprendente que los críticos se muestren cada vez más atraídos por las implicaciones religiosas y, sobre todo, por el simbolismo iniciático de las obras literarias modernas. La literatura juega una parte importante en la civilización contemporánea. El mismo leer, como distracción y escape del presente histórico, constituye uno de los rasgos característicos del hombre moderno. Por ello no sólo es natural que el hombre moderno busque satisfacer sus necesidades religiosas suprimidas o inadecuadamente satisfechas, mediante la lectura de ciertos libros que, aunque en apariencia "seculares", de hecho contienen ciertas figuras mitológicas camufladas como personajes contemporáneos y que ofrecen escenarios iniciáticos bajo la apariencia de sucesos cotidianos”. 
Y lo que cuenta Eliade respecto a la literatura hay que aplicarlo totalmente a lo cinematográfico.

- Insinúa Vd., por tanto, que la serie Perdidos es iniciática…
- Ciertamente… Y quiénes lean mi libro lo entenderán perfectamente… Dado que su trasfondo central es la “escatología imaginal” las mil veredas, sendas y cordeles laberínticos de las seis temporadas confluyen, cual mandala, en un mensaje escatológico iniciático y, por consiguiente, ello hace que Perdidos sea un Gran Relato en el que diversos arquetipos se han manifestado adaptándose a la Conciencia Colectiva y a la mente contemporánea del “hombre moderno” de hoy día.

Y con esta última pregunta dejamos a Ángel Almazán en su estudio, preparándose a terminar otra obra. “Es un libro iniciático sobre el Camino de Santiago en tierras gallegas que concluye ante la mar Océano y el sol en su ocaso solsticial”, señala.


 Nota: En este blog se han escrito hasta el momento los siguientes posts:



A los que hay que añadir, posteriormente:


- Entrevista sobre Perdidos en el Mundo Imaginal  en blog de José Antonio Delgado



Perdidos en el Mundo Imaginal -3-

PERDIDOS EN EL MUNDO IMAGINAL
EAN:788483522806-     ISBN: 9788483522806
Autor: Ángel Almazán de Gracia
Editorial:  Mandala Ediciones
244 páginas
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Prólogo

I.- La serie Perdidos
- El Imaginario Audiovisual
- Perdidos: revolución en los guiones y feedback
- Historia de un accidente aéreo
- Un resumen rápido de las seis temporadas de Perdidos

II.-  La magia del cine con C. G. Jung y E. Morin
- El cine que recrea el alma
- Primer acercamiento a Jung
- El inconsciente personal
- La proyección, introyección e identificación
- Inconsciente colectivo y arquetipos
- La Sombra
- Anima y Animus
- El héroe

III.-  Conversar con las imágenes arquetípicas
- Entre lo racional y lo irracional
- El secreto de Jung ante la imaginación
- El método junguiano de la imaginación activa

IV.-  Imaginación y vestimenta del alma en la Antigüedad
- Platón
- Filón de Alejandría
- Plotino
- Aristóteles
- Sinesio de Cirene

V.-  La imaginación escrita en castellano del siglo XX
- Miguel de Unamuno
- José Ortega y Gasset
- María Zambrano
- José Lezama

VI La imaginación, alam-al-Mithal y la escatología esotérica islámica
- Ibn ‘Arabî
- El Barzaj y su intermundo post mortem
- Antecedentes platónicos y neoplatónicos del Mundo Imaginal
- Sohrawardî
- Môlla Sadrâ

VII.-  Escatología imaginal europea
- Dante d´Alighieri y el cuerpo sutil
- Emanuel Swedenborg
- «La cuarentena» de Juan Goytisolo y el proceso creativo imaginal
 

VIII Claves finales de Perdidos
- Arquetipos inmortales y filmes-bardo
- Un drama filosófico
- La isla escatológica
- Amar recordando. Sigamos con las amplificaciones
- Lo oriental: Dharma y Tao
- Más allá de la diversidad de creencias

Bibliografía
Portales destacables en Internet sobre Perdidos en lengua castellana

Perdidos en el Mundo Imaginal -2-

Bibliografía utilizada para el libro
(Ángel Almazán - Editorial Mandala)

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Perdidos en el Mundo Imaginal -1-

Prólogo del libro 
(Ángel Almazán de Gracia- Mandala Ediciones)


Crisis de valores de todo tipo se están dando en el mundo. Como ya advirtiera René Guénon hace más de medio siglo, la aceleración progresiva de una mentalidad desarraigada de tradiciones seculares fundamentadas en torno a lo sagrado, en pro de cosmovisiones profanas de quita y pon, es una de las peculiaridades de nuestros tiempos modernos en los países desarrollados. 
Los templos, en efecto, se están quedando vacíos. Muchos jóvenes no tienen sino pequeñas nociones sobre las historias y textos sagrados en los que fueron educados sus padres, y lo poco que saben lo han aprendido ante la pantalla del televisor o del ordenador viendo películas o series televisivas. Y es que, para un buen número de ellos, “no mola” creer en divinidad alguna y que el alma, por tendencia natural, tiende hacia lo religioso. No es “guay”.
Quizás por ello, el final tan sorprendente de Perdidos (Lost), en el interior de una iglesia y con un manifiesto sentido escatológico en torno a la inmortalidad del alma, les ha llenado de perplejidad, desconcierto, desencanto y frustración. Nada hacía prever un final así, tan religioso, tan sagrado. Además, las concepciones sobre el Más Allá que podían levemente conocer –fundamentalmente cristianas- no pueden contextualizar y menos explicar este final que, se supone, es la clave para poder interpretar la totalidad de Perdidos. Se encuentran todavía estupefactos muchos de ellos. También la mayoría de los padres occidentales de estos jóvenes que han visto algunos capítulos de la serie televisiva se hallan confusos. 
Perdidos, para aquellos lectores que lo ignoren, ha sido la serie televisiva más innovadora de los últimos años hasta el punto de congregar a los más fieles –cientos de miles- ante el televisor a una misma hora en todas las partes del mundo para ver su último capítulo con pocos minutos de diferencia; algo que no había acaecido nunca. 

La gran acogida mundial de Perdidos se ha debido, en buena parte, a una especie de trasfusión mediática desde la televisión a internet, donde los jóvenes norteamericanos la han seguido casi con devoción, y donde sus jóvenes seguidores del resto del mundo han visto pirateados los capítulos a las pocas horas. Perdidos ha generado multitud de comunidades virtuales internáuticas en las que sus fans han dejado de ser espectadores pasivos para convertirse en unos sujetos activos que han transformado de manera inusitada hasta ahora la multiplicidad de relaciones entre el espectáculo/espectador, creador/obra/público, obra artística cerrada y conclusa/obra abierta permanentemente.
Como les sucediera a los alquimistas desde Zósimo de Panapolis (s.III) a Fulcanelli (s. XX), los seguidores de Perdidos han intentado descubrir una Piedra Filosofal que pudiera esclarecer y dotar de sentido a su búsqueda y como su materia prima era tan evasiva las interpretaciones racionales, tanto para los unos como para los otros, han resultado claramente insuficientes. En ambos casos –alquimistas y espectadores fervientes- han sido sujetos pasivos e inconscientes de la puesta en marcha de una serie de mecanismos psicológicos de los que vamos a dar cuenta en el segundo capítulo de este libro. Al no poder el consciente resolver las incógnitas, se puso en marcha el inconsciente personal y colectivo.
Tengamos presente que más allá de lo que el autor o autores de una obra hayan podido y querido manifestar, al difundirla o exponerla públicamente, ésta pasa a formar parte de otras personas. Esto acontece acorde con la empatía o antipatía, consciente e inconsciente, que dicha obra es capaz de activar en los diversos componentes de su psicosomatismo. Por tanto las reacciones psicosomáticas varían en cada sujeto y, consiguientemente, las interpretaciones que surjan.
A este respecto cabe recordar lo que señalara don Miguel de Unamuno, en 1905, en su artículo Sobre la lectura e interpretación del Quijote, al indicar de manera concluyente que desde el mismo momento en que fue impreso en el siglo XVII el Quijote ya no es de Cervantes, “sino de todos los que lo lean". En 1913, en el prólogo a la segunda edición de su Vida de Don Quijote y Sancho reconocía Miguel de Unamuno que dejaba a "eruditos, críticos e historiadores la meritoria y utilísima tarea de investigar lo que el 'Quijote' pudo significar en su tiempo y en el ámbito en que se produjo y lo que Cervantes quiso en él expresar y expresó". Unamuno justificaba su reflexión escrita sobre el Quijote porque, por muchos comentarios eruditos que hubiera, libre quedaba todavía la opción de tomar esta obra inmortal “como algo eterno, fuera de época y aun de país, y exponer lo que su lectura nos sugiere”, puesto que cada lector que sienta dentro de sí esta obra cumbre cervantina, "debe cada cual darle una interpretación". Unamuno, por tanto, mantuvo en este prólogo la misma opinión que había manifestado un año antes en Del sentimiento trágico de la vida, en estos términos: "Escribí aquel libro para repensar el 'Quijote' contra cervantistas y eruditos, para hacer obra de vida de lo que era y sigue siendo para los más letra muerta. ¿Qué me importa lo que Cervantes quiso o no quiso poner allí y lo que realmente puso? Lo vivo es lo que yo allí descubro, pusiéralo o no Cervantes, lo que yo allí pongo y sobrepongo y sotopongo, y lo que ponemos allí todos". Atrevámonos, pues, a re-imaginar las situaciones más arquetípicas de Perdidos.
Si toda obra artística pasa a ser una especie de imán sutil que atrae las más diversas proyecciones psíquicas y provoca emociones múltiples en quienes se acercan a ella, toda obra cinematográfica –y no otra cosa son las series televisivas cual películas de larguísima duración- es igualmente un “cebo” que atrapa proyecciones e identificaciones por doquier. Ello provoca los consiguientes sentimientos y posteriores meditaciones sobre algunos de los elementos del film o del capítulo televisivo en cuestión o de la serie en su totalidad una vez que ésta ha finalizado.  Y en función de la psicología propia de cada espectador motivado, de sus saberes y sensibilidad, la interpretación será distinta en cada uno de ellos. No obstante habrá cierta afinidad entre un número indefinido de espectadores en alguno o diversos temas explícitos o implícitos en tal película, capítulo o serie en su totalidad.
Tales similitudes interpretativas son inevitables, entre otros motivos, por compartir una misma Consciencia Colectiva configurada por una consensuada Welsteschaung o cosmovisión imperante.
Las discrepancias interpretativas, por su parte, tienen igualmente diversas causas si bien hay una muy importante que generalmente pasa desapercibida pese a ser muy decisiva. Se trata de la manera imperceptible en que diversos arquetipos del Inconsciente Colectivo –por seguir expresándonos en el argot psicológico junguiano-, movilizan en la psique del sujeto diversos complejos emocionales y cognoscitivos, como intentamos explicar en el capítulo segundo.
Stephen King, novelista creador de muchos best-sellers que han sido luego escenificados en películas de gran éxito, ha manifestado que “no ha habido nada como ‘Perdidos’ para seducir nuestra imaginación”. A esto, precisamente, me he referido al entrecruzar las proyecciones psicológicas de los alquimistas con las de los seguidores de Perdidos. La imaginación, en todos sus ámbitos –conscientes e inconscientes- ha sido activada casi compulsivamente por esta serie televisiva, producto a su vez de la sinergia de las imaginaciones de sus guionistas y directores principalmente.
¿Pero qué es la imaginación? ¿Es únicamente una elaboración fantasiosa de la mente o es mucho más? ¿Se ajusta a lo ya conocido y percibido personalmente o surge igualmente de un manantial oculto en el fondo de la psique que emite una luz sutil creativa a la que puede acceder todo ser humano? En los institutos y universidades no hay asignatura alguna sobre la imaginación, no se la tiene en estima suficiente. Sin embargo, filósofos y pensadores de gran enjundia la han alabado e incluso algunos de ellos la han situado en un nivel ontológico asombroso para nuestras mentes racionalistas modernas. En este libro me he limitado tan solo a mostrar cómo han concebido a la imaginación algunos filósofos, teósofos y escritores. ¿Acaso Perdidos no insinúa una polisemia filosófica subyacente a la trama narrativa de la serie al incorporar personajes que llevan nombres y apellidos de varios filósofos? Como espectador y lector empedernido, y echando mano al clamor unamuniano de que nos atrevamos a re-imaginar filosóficamente a los personajes de ficción, no he podido por menos que apoyarme en los pensadores, gnósticos y escritores que he seleccionado para hacer lo propio con Perdidos.
A su vez, y dado el final escatológico de Perdidos, que se correlaciona con la inmortalidad del alma, era menester igualmente resumir algunas de las creencias que se han tenido al respecto, y he recurrido a ese selecto grupo que va desde Aristóteles a Juan Goytisolo, pasando por Ibn ‘Arabî hasta Unamuno, para resumir sus consideraciones en torno a la existencia, el alma y la ultratumba.
Dicho todo lo anterior, y como autor de este libro, he de señalar que me sentí motivado a escribirlo tras ver el final de esta afamada serie televisiva norteamericana Lost Perdidos- y percibir inmediatamente que habría un gran desconcierto entre sus seguidores porque tal final no “casaba” con la Cosmovisión Occidentalizada imperante. Tras su sorprendente e inesperado final tuve inmediatamente la intuición de que Perdidos, como un producto artístico-creativo-imaginativo, resultaba comprensible teniendo en cuenta diversos escritos del esoterismo islámico sobre el estado post-mortem en el barzaj o estado intermedio; intuición que se consolidó plenamente al leer la impecable hermenéusis sufi realizada por la arabista portorriqueña Luce López-Baralt sobre la novela La cuarentena de Juan Goytisolo. En efecto, si ésta es un ejemplo preclaro del “narrar después de morir”, el final de Lost convierte a la serie en un exponente cinematográfico-televisivo de los filmes-bardo, calificados así por Michel Chion en Cahiers de Cinéma (1983) teniendo como referente el Libro Tibetano de los Muertos o Bardo-Thödol.
Debo agradecer a los editores de Mandala por haberme animado a escribir este libro en el que he creído oportuno adentrarme en algunos de los misterios del Inconsciente Colectivo, esto es, el Alma del Mundo descrita por Plotino, a la que se accede por medio de la imaginación creadora o demiúrgica con una estación de paso sutil muy poco conocida en Occidente y que adopta el apelativo de Mundo de las Semejanzas, alam-al-Mithal en el esoterismo islámico, redenominado Mundo Imaginal por Henry Corbin.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Imaginación Activa Creadora en Jung -y 8-

Finalizo con esto el ensayo Técnica de la Imaginación Activa publicado en Soriaymas (sigo transcribiendo texto del gran Mysterium Coniunctionis en una traducción distinta a la de Trotta y que di a conocer en 1999)


PÁRRAFO 754

 Con frecuencia acontece que el paciente continúa simplemente observando sus imágenes sin considerar lo que significan para él. Puede y debe entender sus significados, pero esto es de valor práctico sólo mientras no esté suficientemente convencido de que el inconsciente puede aportarte valiosas intuiciones. Mas una vez que ha reconocido este hecho, también debería saber que tiene entonces en sus manos una oportunidad para obtener, por su conocimiento, la independencia del analista. Esta conclusión es la que no le gusta extraer, con el resultado de que frecuentemente se detiene en la mera observación de sus imágenes. El médico, si no ha tratado este procedimiento en sí mismo, no puede ayudarle a franquear este obstáculo -asumiendo, por supuesto, que existan razones imperiosas para proseguir el proceso. En tales casos no existe un imperativo médico o ético sino solamente un mandato del destino, por lo que pacientes que de ningún modo carecen de la necesaria perspicacia se estancan frecuentemente en este punto. Como esta experiencia no es rara, sólo puedo concluir diciendo que la transición desde una actitud meramente perceptiva, es decir, estética, a una actitud de juicio está lejos de ser algo fácil. En efecto, la psicoterapia moderna ha alcanzado este punto y está comenzando a reconocer la utilidad de percibir y dar forma a las imágenes, sea por medio del lápiz y el pincel o por la modelación. Se podría pensar también en una formulación musical, siempre que la música fuera realmente compuesta y transcrita. Aunque no he observado nunca en mi carrera casos de este género, el Arte de la Fuga de Bach parece presentar un ejemplo de esta clase, de igual manera que la representación de los arquetipos es un contenido básico de la música de Wagner. (Estos fenómenos, sin embargo, provienen menos de una necesidad personal que de una compensación inconsciente producida por el espíritu de la época, aunque no puedo discutir esto aquí).


PÁRRAFO 755

El paso más allá de una actitud puramente estética puede ser desconocido para la mayoría de mis lectores. Yo mismo he dicho poco sobre ello y me he contentado con indicaciones. Este no es un asunto que pueda tomarse a la ligera. Hice un intento hace ya treinta años sobre mí mismo y sobre otros, y debo admitir que aunque es posible y conduce a resultados satisfactorios, es también muy difícil. Puede aconsejarse sin dudar si un paciente ha alcanzado la etapa de conocimiento descrita anteriormente. Si encuentra la tarea demasiado difícil, renunciará de ordinario desde el principio y no franqueará nunca el peligroso impasse. El peligro inherente en un paciente que presenta disposiciones psicopáticas reside en el riesgo de desencadenar una psicosis. Esta posibilidad, muy desagradable, se presenta desde el comienzo del tratamiento, cuando por ejemplo, el análisis de los sueños ha activado el inconsciente. Pero si éste va tan lejos que el paciente puede hacer imaginación activa y dar forma a sus fantasías y no existen incidentes graves, no se debe temer en general un peligro serio. Naturalmente uno se pregunta qué miedo -si lo hay- le previene de dar el próximo paso, la transición a una actitud de juicio (el juicio por supuesto debiera ser obligatorio intelectual y moralmente). Hay razones suficientes para el miedo y la incertidumbre porque la participación voluntaria en la fantasía es alarmante para una mente ingenua y raya en una psicosis anticipada.

PÁRRAFO 756

Naturalmente hay una diferencia enorme entre una psicosis anticipada y una real, pero la diferencia no siempre se percibe claramente y esto da lugar a la incertidumbre o incluso a un ataque de pánico. A diferencia de una psicosis real, que se precipita sobre ti y te inunda con fantasías ingobernables que irrumpen del inconsciente, la actitud de juicio supone una implicación voluntaria en esos procesos de fantasías que compensa la posición individual y, en particular, la colectiva de la consciencia. El propósito manifiesto de esta implicación es integrar las aseveraciones del inconsciente, para asimilar sus contenidos compensatorios, y producir un significado global que haga la vida digna de ser vivida, y que para un número no pequeño de personas la haga posible. La razón por la que la implicación parece una psicosis es que el paciente está integrando los mismos materiales de fantasía de los que el enfermo mental cae víctima por no poder integrarlos, sino que es tragado por él. En los mitos, el héroe es el que triunfa sobre el dragón, no el que es devorado por él. Y sin embargo, los dos tienen que tratar con el mismo dragón. Además, no es héroe el que nunca se encontró con el dragón, o quien si lo vio una vez, declaró después que no vio nada. De la misma forma, sólo el que se ha arriesgado a luchar con el dragón y no ha sido vencido, gana el tesoro escondido, "el tesoro difícil de lograr". Sólo él tiene el título genuino de la auto-confianza, porque se ha enfrentado con el oscuro territorio de su "self" (Sí-Mismo) y así se ha ganado a sí mismo. Esta experiencia le da fe y confianza, la "pistis" en la capacidad del "self" para sostenerle, pues todo lo que le amenazaba de su interior, lo ha hecho suyo. Ha adquirido el derecho a creer que será capaz de superar todas las amenazas futuras con los mismos medios. Ha llegado a una certeza interna que lo
hace capaz de autoconfianza, y lograr lo que los alquimistas llamaron la "unio mentalis".


PÁRRAFO 757

Por lo general, este estado está representado gráficamente por un mandala. Tales figuras contienen bastante a menudo claras alusiones al cielo y a las estrellas, y por ello se refieren a algo como el cielo "interior," el "firmamento", o el "Olimpo" de Paracelso, el Microcosmos. Es éste también ese producto circular, es decir el "cielo" que Dorn quería producir "por movimientos continuos de rotación". Como no es muy probable que él realizara alguna vez esta quintaesencia como un cuerpo químico, y no pretendió tampoco haberlo hecho, debemos preguntarnos si él se refería realmente a esta operación química o más bien, quizá a la obra alquímica en general, es decir, la transmutación del Mercurio "duplex" bajo el sinónimo del vino blanco y rojo, aludiendo así a la obra al blanco ("ad album") y al rojo ("ad rubeum"). Esta última hipótesis me parece más verosímil. De todos modos, se aludía a un trabajo de laboratorio.

Dorn "perfiló" su intuición de un centro misterioso preexistente en el hombre, que representaba al mismo tiempo un cosmos, o sea una totalidad, mientras que él mismo permanecía consciente de que estaba representando el "self" en la materia. El completó la imagen de la totalidad con la mezcla de miel, hierbas mágicas y sangre humana, es decir lo que ellas significaban, tal como lo hace hoy día una persona que asocia numerosos atributos simbólicos al mandala que dibuja. Asimismo Dorn, siguiendo el antiguo modelo Sabeo y Alejandrino, atraía la "influencia" de los planetas ("stellae" inferiores) -o "Tártaro" y el aspecto mitológico del submundo- a su quintaesencia como el paciente hace hoy día".